14/12/2021
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Líderes con Corazón de Siervo

Líderes con Corazón de Siervo

Por: Rev. Francisco Cerrón

Frente a los diferentes enfoques equivocados de liderazgo, se nos reta a levantar una generación con una correcta visión de liderazgo, según Jesucristo, y cuidarnos de ciertos peligros.

Un líder NO es un jefe. Un líder es un siervo.

La popularidad y el endurecimiento del corazón son la terrible enfermedad del líder. Un líder que tiene un pensamiento deficitario contrasta con un líder quien tiene un pensamiento abundante.

El primero descansa en sus logros, en sus dones, en sus capacidades, en lo bien que enseña, predica o aconseja. El segundo, tiene su identidad en Cristo, sabe que Él lo ha llamado y busca servirle con humildad y sacrificio agradándole en todo, evidenciando en su vida y ministerio el fruto del Espíritu Santo.

El que tiene un pensamiento deficitario (con déficit), pone énfasis en el carisma. El pensador abundante pone énfasis en el carácter. Como dijo Peter Kuzmic, teólogo de la antigua Yugoslavia: “El carisma sin el carácter es una catástrofe”.

El líder que tiene un pensamiento deficitario pone énfasis en el carisma. El pensador abundante pone énfasis en el carácter.

La iglesia de Corinto tenía todos los dones, pero eran carnales, habían divisiones, se peleaban entre ellos, no se esperaban para tomar la cena del Señor en unidad, unos tenían favoritismo por Pablo y otros por Apolos.

Tenían todos los dones, pero no evidenciaban el fruto del Espíritu Santo.

Un buen líder conforme al corazón de Dios y que sigue el ejemplo de Jesús deberá evidenciar el fruto del Espíritu Santo en su vida (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza) y como resultado sus dones estarán puestos al servicio del Señor y de su obra.

Pablo fue un pensador deficitario un tiempo en su vida, pero luego cambió su pensamiento a uno abundante. Él basaba su ministerio en sus logros (hebreo de hebreos, de la tribu de Benjamín, en cuanto a la ley fariseo, etc.) hasta que se dio cuenta que todo ello era “basura” (lit. estiércol).

Hubo un cambio en su mentalidad. Es por ello que él dice en el mismo pasaje de Filipenses que todo apunta “a fin de conocerle y el poder de su resurrección”.

¿Acaso Pablo ya no conocía a Jesús? No lo conocía plenamente, recién había empezado a conocerle. El día que nosotros dejamos de conocerle, empezamos a cambiar nuestro pensamiento abundante en deficitario y de ser un buen pastor nos convertimos en asalariados.

Pensamos que el día que nos convertimos, ese día conocimos a Cristo. ¡No hermano, ese día comenzamos a conocerle y esa tarea dura toda la vida!

El mejor ejemplo de un buen líder está en Juan 13 cuando Jesús lava los pies de sus discípulos. El huperetes (griego) – esclavo del más bajo nivel- que se humilla y cumple un rol de servicio es el que podrá servir correctamente al Señor.

Lavar los pies no es una tarea sencilla, pero eso fue lo que hizo el Señor. Interesante que el texto dice en 13:1 que el Señor “los amó hasta el fin”.

En ese grupo estaban Pedro quien negaría al Señor, Tomás quien no creería en el Cristo resucitado y Judas quien traicionaría al Señor. Sin embargo, a todos ellos los amó y les lavó los pies.

Eso es exactamente lo que tenemos que hacer como líderes: amar y estar dispuestos a lavar los pies de los demás.

Cuando un líder se vuelve un jefe, tarde o temprano tendrá el corazón del asalariado y no del buen pastor.

Este artículo fue publicado en el Boletín LED entrevistando al Ps. Francisco Cerrón sobre la importancia y el por qué del Principio Formación de Líderes, dentro del movimiento LED.

El Ps. Francisco Cerrón es rector de FATELA,  miembro Junta LED y pastor titular de la IACYM San Felipe.

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